Hay derechistas que se oponen a la creación y al funcionamiento del Museo de
la memoria
y saltan hasta el techo porque jóvenes supuestamente sin memoria
se unen a grupos de fachada de Sendero Luminoso como el Movadef.
Hay
aquí una contradicción con una dosis de hipocresía que se siente también al oír
a furibundos Fujimoristas
criticar al gobierno por una supuesta falta de dureza en la lucha contra los
corruptos.
Curiosamente, estos derechistas y Fujimoristas,
con sus chillidos desaforados que bien pueden pasar como publicidad gratuita
para los senderistas, han vuelto famoso a aquel grupo de seguidores del llamado
“Pensamiento Gonzalo” que el Jurado Nacional de Elecciones frenó como debió
hacerlo desde el inicio.
Hay gente que no toma con seriedad el asunto de
resurgimiento peligroso de un movimiento defensor de representantes del
terrorismo que dejó el país casi hecho polvo.
Por eso, ese periodista
que dice ser antiFujimorista
y luchador democrático comete un grave error a favor de Sendero al expulsar de
su programa a un senderista por sus posturas descabelladas.
Si lo
invitas para botarlo, mejor no lo invites ¿Acaso crees que ellos dirán lo que
quieres en tu set delante de la Fujimorista
Luz Salgado, quien además es abiertamente defensora de una dictadura corrupta y
asesina? En fin.
Dentro de Movadef hay efectivamente muchos jóvenes. La
mayoría de ellos, los más curtidos, son parientes de presos por terrorismo. Son
hijos, sobrinos de encarcelados. Tienen ellos la misión principal de intentar
liberar a sus seres queridos a cómo dé lugar. Por ahí se entiende su militancia.
Hay otros, sin embargo, que están en el grupo por amistad a esos jóvenes
familiares de presos y otros, pocos en realidad, seducidos por sus posturas sin
conocer en su totalidad que fue realmente el grupo terrorista Sendero Luminoso,
que pretendió tomar el poder regando sangre sin misericordia.
Hay una
tarea fundamental del Estado y todos los gobiernos: la de construir memoria
para que nunca más se derrame sangre, para que Sendero y ninguna dictadura
asesina puedan levantar cabeza.
Paco Moreno
Fuente : La Primera
El presente post plantea parte de la problemática asociada al funcionamiento de las Contrataciones Administrativas de Servicios (CAS) en la administración pública peruana. En primer lugar, se presenta el contexto en el que los mecanismos de contratación temporal comienzan a tomar mayor protagonismo y los objetivos asociados a su uso. En segundo lugar se detallan las características de la aplicación de los CAS y su problemática en el Perú. En tercer y último lugar, se proponen algunas orientaciones para el uso de las contrataciones temporales en un marco de reforma del servicio civil.
¿Cómo y para qué surgen las contrataciones temporales?
Los mecanismos de contratación temporal cuyo uso se extiende en la década de los ochentas y noventas en América Latina, surgieron inicialmente como parte de procesos de flexibilización laboral y reducción del tamaño del Estado y posteriormente, como mecanismo para contratar fácilmente a personas específicas ya sea por idoneidad técnica o afinidad personal. Las contrataciones temporales surgieron como mecanismo para (i) reducir el personal estable en el Estado permitiendo la reducción de costos; (ii) limitar la rigidez de las restricciones presupuestales e inefectividad burocrática para atraer tecnócratas altamente cualificados y/o alineados con la agenda de reformas de los presidentes y ministros; y, (iii) obtener facilidades para contratar a personas por cuestiones de afinidad personal, partidismo, etc (Grindle: 2010).
Así, aunque con distinta intensidad y orden, han proliferado, entre otros mecanismos de acceso, las contrataciones temporales en los servicios civiles de América Latina.
Dentro de los principales argumentos técnicos para contratar a personal de manera temporal, se plantea por un lado, la idoneidad de este tipo de contratación para la realización de funciones no permanentes en el Estado y por otro, la promoción de la gestión por resultados en el sector público, orientándola hacia los puestos de alta dirección profesional dentro de un sistema que determine como requisito el cumplimiento de un mínimo de metas pre-establecidas para mantener el puesto (Longo: 2004). Las contrataciones temporales tienen un rol más importante en sistemas de servicios civiles con tendencia a ser abiertos[1]. Así, en teoría, las contrataciones temporales deberían estar más relacionadas a las funciones no permanentes y a las directivas (cuando asociadas a un sistema de cumplimiento de metas)[2].
Los CAS en el servicio civil peruano
Dentro del servicio civil peruano, los contratos administrativos de servicios (CAS) constituyen el régimen laboral de contratación temporal más utilizado[3], llegando a representar un porcentaje significativo del total de servidores públicos en el país. Si excluimos a aquellos servidores que pertenecen a carreras especiales (ejm. Profesores, médicos, etc), cerca de un tercio de los servidores públicos en el Estado está contratado bajo el sistema CAS.