CUENTOS DE NAVIDAD
Raul Wiener
Algunos creen que la Navidad puede cambiarlo todo, hasta el duro corazón de Luis Miguel Castilla, que ha sido graficado por un diario limeño con un sombrero de Papá Noel, por los supuestos regalos económicos que anunció en la televisión nada menos que el 25 de diciembre.
Antes de eso, todo el mundo se había hecho la idea que el del mechón en su cabello era un pulpo del poder que estaba produciendo la gran transformación en Ollanta, alejándolo de sus promesas y de sus afanes moralizadores, para que todo siguiera como antes.
Ciertamente, la tapa del diario numérico del día 26, también puede ser interpretada como un acto de propaganda de un viejo causa (exasesor) del MEF al actual ministro, disfrazando de paso que los regalos en cuestión no son para la temporada de verano sino para después.
En otras palabras, que si esperábamos que en enero se diera el segundo tramo, de 75 soles, del aumento del salario mínimo, postergados para inicios del siguiente año, ahora lo que hay que saber es que de todas maneras va a haber aumento, y no que “se está re-estudiando” como dijo el nuevo ministro de Trabajo José Villena. Lo que no se sabe es cuándo será y si se variará el monto.
El otro caso es el del CAS, que también Castilla y su pandilla habían dicho que ya no se eliminaba, con lo que cientos de miles de trabajadores públicos seguirían precarios y despedibles al vencimiento de sus contratos.
Por Navidad, sin embargo, el ministro neoliberal ha dicho que sí se acabará con este régimen, pero a partir del 2013 y en forma paulatina. Mientras tanto el regalo es que en julio y diciembre los trabajadores sujetos al CAS tendrán el aguinaldo (no gratificación) que se otorga a la administración pública y tendrán vacaciones de 30 días, si se les renueva el contrato.
De paso, por cierto, Castilla está apuntando que la ley que se viene del Congreso para acabar con el CAS por violatorio de los derechos laborales, irá al archivo, porque donde manda MEF no mandaCongreso.
Finalmente también está lo del aumento a los Policías y los militares, que iba a ser la gran estafa del MEF de Castilla, prorrogando el bono otorgado por García para evadir el aumento real y generar una brecha con los retirados que no reciben ninguna mejora.
Pues bien, esta jugada del ministro y su entonces estrecho colaborador Villena, que piensa abiertamente que los retirados y jubilados “viven mucho”, ha sido revirada, tal vez por un Ollanta que sintió que lo lanzaban a una piscina sin agua y que encargó otra vez al ministro -cuya hermana es alta funcionaria de Yanacocha-, que dijera la palabra clave: sí va a haber aumento… aunque a partir de marzo.
Está a la vista que Ollanta no ha querido cerrar el año con la sensación de que todo es Conga, y que los malos que él antes combatía, son ahora los que deciden las políticas de su gobierno. Que sea Castilla el que transmita lo que pueden parecer buenas nuevas, a ver si alguien cree que un pupilo de PPK, Carranza y Benavides, también puede ser buena gente.
Pero si se observa bien, el paquete del MEF no ha levantado entusiasmos, por más esfuerzos de Castilla y Du Bois. Conga rompió el encanto del cambio por la vía electoral. Y en menos de seis meses el nacionalismo empieza a sonar a viejo. Eso no lo van a poder revertir ni Castilla, ni Valdés. Y tampoco Ollanta, mientras permanezca callado y no explique claramente adónde vamos después de tantos virajes.
jueves, 29 de diciembre de 2011
lunes, 26 de diciembre de 2011
PROTESTAS JUSTAS
Protestas: la nueva ola
La revista Time considera que el personaje de 2011 son las multitudes que protestaron en África, Europa, Asia y América. “La protesta”, escribe Kurt Andersen en la nota central del semanario, “es la continuación natural de la política por otros medios”.
El año ha visto grandes erupciones colectivas surgidas de la nada. Pero esa marcha de multitudes no es nueva, señala Time. En los años 60 del siglo pasado se manifestaron en Estados Unidos por los derechos civiles y contra la guerra en Vietnam; en los ‘70 se levantaron en Irán y Portugal.
Irán. Un ayatolá, un líder religioso, un anciano, desterrado en París, llamó, mediante una grabadora, a reunirse en la plaza principal de Teherán, la capital, frente al palacio real. Se congregaron dos millones de personas. El monarca, que tenía, gracias a Estados Unidos, el ejército mejor armado de Medio Oriente, ordenó disparar contra los rebeldes. Las balas mataron cien, mil, diez mil, y entonces se produjo lo inesperado: los soldados, al ver correr la sangre y sabedores de que la masa no retrocedía y se iba a vengar, arrojaron las armas y huyeron.
El monarca se dio a la fuga en un avión cargado de dólares y joyas de alto lujo. Robo a gran escala.
En los ‘80, en Estados Unidos y Europa las protestas fueron contra las armas nucleares, contra la ocupación de la orilla occidental y Gaza por Israel, contra el autoritarismo chino en la plaza de Tiananmén (tanques contra estudiantes, miles de muertos). También contra los regímenes de Europa Oriental sostenidos por Moscú.
Entonces llegó, como recuerda Time, el supuesto fin de la historia, señalado por Francis Fukuyama, en famoso ensayo de 1989 en que afirmaba que había llegado “el punto final de la evolución ideológica”, la cual se coronaba con el triunfo final e inapelable del “liberalismo occidental”.
El pobre Fukuyama se inspiraba en un pronóstico de Hegel, muerto 150 años antes, no sin escribir, en texto final, que no se debía dar representación parlamentaria a la creciente plebe.
El año que termina empezó, puede decirse, en Túnez, en los últimos días de 2010, cuando el joven comerciante Mohamed Bouazizi, de 26 años de edad, a quien la Policía le había arrebatado su carretilla y lo había abofeteado, se prendió fuego y murió. “Mi hijo se quemó por dignidad”, declaró luego la madre.
A partir de allí, las multitudes han derribado dictaduras que parecían invencibles, han desenmascarado mitos neoliberales (“no somos mercancías en manos de políticos y banqueros”, gritaban en Madrid; “queremos Educación, no comercio”, en Chile).
Y Cajamarca puso su marca multitudinaria. Como si hubiera escuchado a don Francisco de Quevedo: “El oro es precioso y darlo en moneda es merced, y dispararlo en bala es muerte”. Que escuchen también los gobernantes y los banqueros.
Cesar Levano
La revista Time considera que el personaje de 2011 son las multitudes que protestaron en África, Europa, Asia y América. “La protesta”, escribe Kurt Andersen en la nota central del semanario, “es la continuación natural de la política por otros medios”.
El año ha visto grandes erupciones colectivas surgidas de la nada. Pero esa marcha de multitudes no es nueva, señala Time. En los años 60 del siglo pasado se manifestaron en Estados Unidos por los derechos civiles y contra la guerra en Vietnam; en los ‘70 se levantaron en Irán y Portugal.
Irán. Un ayatolá, un líder religioso, un anciano, desterrado en París, llamó, mediante una grabadora, a reunirse en la plaza principal de Teherán, la capital, frente al palacio real. Se congregaron dos millones de personas. El monarca, que tenía, gracias a Estados Unidos, el ejército mejor armado de Medio Oriente, ordenó disparar contra los rebeldes. Las balas mataron cien, mil, diez mil, y entonces se produjo lo inesperado: los soldados, al ver correr la sangre y sabedores de que la masa no retrocedía y se iba a vengar, arrojaron las armas y huyeron.
El monarca se dio a la fuga en un avión cargado de dólares y joyas de alto lujo. Robo a gran escala.
En los ‘80, en Estados Unidos y Europa las protestas fueron contra las armas nucleares, contra la ocupación de la orilla occidental y Gaza por Israel, contra el autoritarismo chino en la plaza de Tiananmén (tanques contra estudiantes, miles de muertos). También contra los regímenes de Europa Oriental sostenidos por Moscú.
Entonces llegó, como recuerda Time, el supuesto fin de la historia, señalado por Francis Fukuyama, en famoso ensayo de 1989 en que afirmaba que había llegado “el punto final de la evolución ideológica”, la cual se coronaba con el triunfo final e inapelable del “liberalismo occidental”.
El pobre Fukuyama se inspiraba en un pronóstico de Hegel, muerto 150 años antes, no sin escribir, en texto final, que no se debía dar representación parlamentaria a la creciente plebe.
El año que termina empezó, puede decirse, en Túnez, en los últimos días de 2010, cuando el joven comerciante Mohamed Bouazizi, de 26 años de edad, a quien la Policía le había arrebatado su carretilla y lo había abofeteado, se prendió fuego y murió. “Mi hijo se quemó por dignidad”, declaró luego la madre.
A partir de allí, las multitudes han derribado dictaduras que parecían invencibles, han desenmascarado mitos neoliberales (“no somos mercancías en manos de políticos y banqueros”, gritaban en Madrid; “queremos Educación, no comercio”, en Chile).
Y Cajamarca puso su marca multitudinaria. Como si hubiera escuchado a don Francisco de Quevedo: “El oro es precioso y darlo en moneda es merced, y dispararlo en bala es muerte”. Que escuchen también los gobernantes y los banqueros.
Cesar Levano
miércoles, 30 de noviembre de 2011
QUE TAL CHACON
Deberían estar en la cárcel los corruptos y violadores de derechos humanos, y sus familiares cómplices. Esta señora quiere hacernos creer que su padre era un santo y ella también. Es tiempo de que paguen sus culpas y aprendan a vivir de su trabajo y no a costa del hambre y miseria de los demás.
Miembros de la bancada de Gana Perú solicitaron al presidente del Poder Judicial, César San Martín, que disponga y exija lo necesario para que la congresista Fujimorista Cecilia Chacón acuda a escuchar su sentencia en un juicio por corrupción.
Según la citada bancada, Chacón debe ponerse a derecho y concurrir a la lectura de sentencia del proceso en su contra por supuesta complicidad en el delito de enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias, para lo cual ha sido citada por LA PRIMERA Sala Anticorrupción de la Corte Superior.
En una carta remitida al titular de la Corte Suprema, los legisladores nacionalistas recuerdan que el proceso penal seguido a Chacón ha culminado con la citación para la lectura de sentencia y versa sobre hechos presuntamente cometidos antes de su elección como congresista, por lo que no le corresponde la inmunidad parlamentaria.
Consideran que, al negarse a concurrir a la lectura de sentencia, la congresista Fujimorista comete un acto de rebeldía frente al poder jurisdiccional del Estado y afrenta al Estado de Derecho y a las leyes del país.
La congresista Fujimorista se negó a concurrir a la lectura de la sentencia argumentando que no existe ningún pedido de levantamiento de inmunidad.
POSIBLE PRESCRIPCIÓNLos legisladores oficialistas instaron al presidente del Congreso, Daniel Abugattás, a agendar en la siguiente sesión plenaria el debate del dictamen emitido por la Comisión de Levantamiento de la Inmunidad Parlamentaria sobre el caso de la congresista Chacón a fin de que se ponga a derecho y concurra a la lectura de sentencia.
“Adicionalmente queremos advertir que las demoras en realizar el debate en el Congreso sobre el tema, favorecen a la legisladora, pues los delitos por los que se le acusa pueden prescribir”, acota la misiva.
Firman el pedido los congresistas Ana María Solórzano, Javier Diez Canseco, Julia Teves, Eduardo Nayap, Rubén Condori, Jorge Rimarachín, Sergio Tejada y otros.
Vilma Escalante
lunes, 28 de noviembre de 2011
MANO NEGRA EN EL GOBIERNO DEL CAMBIO
El poder detrás del trono
Luis Favre, el gobernante que nadie ha elegido, ha resultado un lengua larga del insulto. A Carlos Tapia le ha llamado “pusilánime, xenófobo y traidor”, y ha definido la ultraizquierda como “tendencia que le hace el juego a la derecha” y que “no sirve para gobernar”. Favre no se da cuenta de que sus denuestos pueden ser aplicados a él mismo. Su lengua viperina semeja la de una serpiente que se muerde la cola.¿Quién, en efecto, le hace el juego a la derecha, si no Favre? Por algo, Correo lo exhibió ayer en primera plana como un héroe, en una etapa en que ese diario encabeza la lucha a favor del proyecto Conga. Favre tiene un pasado trotskista, de los días en que el trotskismo se alineaba con el ultraizquierdismo. Carlos Tapia ha recordado que Favre vino al Perú en 1980 para propugnar la candidatura presidencial de Hugo Blanco, contra el “reformismo” de Alfonso Barrantes. De entonces data su intromisión en la política peruana. Es probable que desde su etapa de trotskismo francés haya tenido estrecha amistad con César Humberto Cabrera, economista y periodista, trotskista de rompe y raja, que es hoy… ¡gerente general de Yanacocha, la gran empresa minera de Roque Benavides, el cual es socio también de Conga! Sabido es que Favre mantenía contacto continuo con Cabrera. Ocurre que Roque Benavides, feroz adversario de Ollanta Humala durante la campaña electoral, sabía que no era, por eso, el más indicado para negociar con el régimen. Cabrera sí podía ser el vínculo, el anillo de oro. Y lo ha sido, a través de Favre. Ambos son, pues, ejemplo de ultraizquierdistas que a la vez son traidores y le hacen el juego a la derecha. Favre rompió con el trotskismo en 1985, cuando trabajaba, con la conocida táctica del “entrismo” trotskista, en el seno del Partido de los Trabajadores creado en Brasil por Lula. En esa época nació su fama de conquistador de mujeres mayores con mucho dinero. En cuanto al pecado de xenofobia que Favre atribuye a Tapia, habría que precisar conceptos. La xenofobia es enemiga de los extranjeros en general, pero Favre no encarna a los extranjeros en general, y Tapia no padece de ese prejuicio. Lo que éste denuncia es la presencia prepotente de un extranjero en el campo de las políticas y decisiones nacionales. En un país en que existen grandes inversiones Brasileñas, que a veces pueden chocar con los intereses superiores del Perú. Favre es miembro de un dúo dinámico que le ha creado al gobierno de Ollanta Humala el problema más grave y de mayor calado económico, político y moral, que lo puede conducir al fracaso. En efecto, la ultraizquierda –es decir, Favre y Cabrera– no sirve para gobernar. Sirve sí a las transnacionales y, por qué no, al imperio que las comanda.
Cesar Levano
Fuente : La Primera
jueves, 17 de noviembre de 2011
LA GRAN TRANSFORMACION
No se puede dejar acorralar por la derecha y sus operadores mediáticos, que siempre hablan de desarrollo gracias a la minería, lo que durante tantos años de explotación minera(robo y entreguismo) no lo percibe el pueblo Peruano, Pero que ellos si han usufructuado permanentemente.
El Presidente Ollanta Humala ha cruzado el Rubicón. Mejor dicho, se ha manifestado a favor del proyecto aurífero Conga, que es rechazado por un amplio sector de Cajamarca.
Hay en juego factores económicos, tecnológicos, sociales y culturales. El primer mandatario ha declarado que Conga es importante “porque va a permitir la gran transformación y la inclusión social”. Se basa en la inversión de 4,800 millones de dólaresprogramada por la empresa, que es propiedad de Newmont Mining (70 por ciento), Minas Buenaventura e International Finance Corporation.
No basta, sin embargo, con esa propuesta multimillonaria. El Presidente tiene la obligación de examinar la propuesta, pero también las objeciones de sus críticos.
Los periodistas sabemos que para arribar a la verdad objetiva es necesario escuchar a dos partes en conflicto, y, además, perseguir la verdad más allá de esa confrontación entre dos.
Dijo el Presidente que el estudio de impacto ambiental realizado por la empresa puede ser mejorado. En realidad, ese estudio fue realizado por cuenta de la gran minera. Por eso tiene que ser no sólo mejorado, sino revisado y quizás anulado.
La prensa al servicio del poder económico ha difundido la leyenda de que la empresa va a garantizar agua en la zona, mediante el trasvase de cuatro lagunas para llevar el líquido a reservorios que promete construir. Esto va a proveer más agua que la que hoy se consume, asegura. El Presidente expresó ayer: “Exigimos a la empresa que no nos venga a hacer reservorios de cemento, queremos la construcción de lagunas modernas para ese trasvase”.
Pero el problema no es sólo de volumen de agua o de modernidad de reservorios. Los campesinos de la zona señalan que con el trasvase desaparecerán las filtraciones de líquido que desde épocas ancestrales irrigaban sus terrenos.
Esto confirma que la vía mejor para superar conflictos es el diálogo, la atención respetuosa a las partes, y no sólo a una.
El Presidente debe recordar que regímenes políticos anteriores se caracterizaron por sus concesiones excesivas a la gran empresa. Como alguien dijo en un foro popular, el lema de Alan García pudo ser: “la patria no se vende, la patria se regala”. No se trata de predicar el borrón y cuenta nueva, ni de aceptar contratos contrarios al interés nacional y social.
En ese plano político cabe destacar que Roque Benavides, uno de los dueños de Conga fue militante de la Juventud Aprista en sus días de alumno de la Universidad Católica, y después se declaró admirador de Alberto Fujimori (así como de su legislación antilaboral y antipopular).
Los sectores que mayoritariamente votaron por Humala seguirán apoyándolo en la medida en que cumpla con sus promesas de cambio económico e inclusión social. Lo de Conga no los alegra. La derecha baila la conga.
Cesar Levano
Fuente: La Primera
El Presidente Ollanta Humala ha cruzado el Rubicón. Mejor dicho, se ha manifestado a favor del proyecto aurífero Conga, que es rechazado por un amplio sector de Cajamarca.
Hay en juego factores económicos, tecnológicos, sociales y culturales. El primer mandatario ha declarado que Conga es importante “porque va a permitir la gran transformación y la inclusión social”. Se basa en la inversión de 4,800 millones de dólaresprogramada por la empresa, que es propiedad de Newmont Mining (70 por ciento), Minas Buenaventura e International Finance Corporation.
No basta, sin embargo, con esa propuesta multimillonaria. El Presidente tiene la obligación de examinar la propuesta, pero también las objeciones de sus críticos.
Los periodistas sabemos que para arribar a la verdad objetiva es necesario escuchar a dos partes en conflicto, y, además, perseguir la verdad más allá de esa confrontación entre dos.
Dijo el Presidente que el estudio de impacto ambiental realizado por la empresa puede ser mejorado. En realidad, ese estudio fue realizado por cuenta de la gran minera. Por eso tiene que ser no sólo mejorado, sino revisado y quizás anulado.
La prensa al servicio del poder económico ha difundido la leyenda de que la empresa va a garantizar agua en la zona, mediante el trasvase de cuatro lagunas para llevar el líquido a reservorios que promete construir. Esto va a proveer más agua que la que hoy se consume, asegura. El Presidente expresó ayer: “Exigimos a la empresa que no nos venga a hacer reservorios de cemento, queremos la construcción de lagunas modernas para ese trasvase”.
Pero el problema no es sólo de volumen de agua o de modernidad de reservorios. Los campesinos de la zona señalan que con el trasvase desaparecerán las filtraciones de líquido que desde épocas ancestrales irrigaban sus terrenos.
Esto confirma que la vía mejor para superar conflictos es el diálogo, la atención respetuosa a las partes, y no sólo a una.
El Presidente debe recordar que regímenes políticos anteriores se caracterizaron por sus concesiones excesivas a la gran empresa. Como alguien dijo en un foro popular, el lema de Alan García pudo ser: “la patria no se vende, la patria se regala”. No se trata de predicar el borrón y cuenta nueva, ni de aceptar contratos contrarios al interés nacional y social.
En ese plano político cabe destacar que Roque Benavides, uno de los dueños de Conga fue militante de la Juventud Aprista en sus días de alumno de la Universidad Católica, y después se declaró admirador de Alberto Fujimori (así como de su legislación antilaboral y antipopular).
Los sectores que mayoritariamente votaron por Humala seguirán apoyándolo en la medida en que cumpla con sus promesas de cambio económico e inclusión social. Lo de Conga no los alegra. La derecha baila la conga.
Cesar Levano
Fuente: La Primera
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lunes, 14 de noviembre de 2011
Censura en la TV
Esta semana se ha hablado acerca de la censura en la TV peruana, pero lo cierto es que desde hace lustros ésta se produce a vista y paciencia de todos. En estos días se habla de la censura que habría sufrido la miniserie La Perricholi a raíz de las quejas de los grupos ultraconservadores agazapados en sus ONG para buscar imponer su visión del mundo. Más allá de ciertas escenas, el asunto pasaría por no aceptar la versión que se presenta de esa época de nuestra historia, que no sería la misma que ciertas religiones defienden de esa etapa. No es novedad, siempre el poder pretende escribir la historia a su conveniencia.
REAL CENSURA Pero más allá de esa constatación, la censura es una práctica constante y diaria desde hace muchos años en la TV peruana. ¿Cómo así se preguntará usted? Resulta que la censura no sólo es quitar de la pantalla una u otra escena, sino invisibilizar, distorsionar, trastocar, desinformar, relativizar o mentir abiertamente. Para nadie es secreto que la TV peruana tiene una orientación política de evidente defensa del modelo político económico, y por ello defiende los abusos y la corrupción que de ello se deriva.Así, en la TV abierta de llegada nacional, las propuestas que cuestionan el modelo simplemente son tergiversadas y ridiculizadas, como producto de aspiraciones, casi primitivas, de grupos humanos que no entienden que el desarrollo no debe parar; la imagen que se pretende trasmitir es la de un país en el que si bien pueden haber injusticias, éstas sólo podrán superarse ahondando la lógica de consumo y de acatamiento de las imposiciones que los grandes intereses mantienen.
PANTALLA PRIMITIVA Por eso, todas y cada una de las protestas a favor de la conservación del medio ambiente, son producto de mentiras y manipulaciones del chavismo o de las ONG. Los peruanos que buscan conservar su medio ambiente como condición necesaria para seguir desarrollado su forma de vida, son una sarta de acomplejados, estúpidos, casi débiles mentales incapaces de entender el destino manifiesto de nuestro país: abrir y perforar la tierra para que unos cuantos empresarios mineros se la lleven fácil.El asunto es grave, pero las caras y caretas que vemos en la TV de señal abierta siguen alegremente destilando su veneno, inamovibles, férreas con el de abajo, arrodillados con el que les coloca la publicidad. ¿Alguien ha visto en los últimos años algún reportaje de TV o alguna de esas caras criticar por ejemplo a los bancos por sus cobros abusivos, a las líneas aéreas por lo mismo, a las AFP por llevarse las comisiones más altas del mundo, a las minas que violan derechos y hasta matan encubiertamente?
DOMINGO ALUCINÓGENO Como vemos, la censura en la TV abierta es intensa, sostenida, sistemática; anula la posibilidad de entender el país como una posibilidad y lo lleva a ser un problema eterno. La paradoja es evidente, pues la responsabilidad de que el país sea tan injusto e inequitativo, según la TV, es de aquellos que no ejercen el poder, de los que exigen atención del Estado, de los que se oponen al abuso. Pero lo real es que la TV se ha convertido en una de las causas principales de los desencuentros y de la violencia en el país.No es casual que las voces progresistas como la de Hildebrandt, hayan sido expulsadas de la TV, y que las de derecha conservadora pero con agudeza frente a ciertos ámbitos del poder como la de Rosa María Palacios, hayan sido defenestradas. Por eso tenemos algo alucinante en la TV los domingos en uno de los canales de más llegada: un programa conducido, como si nada hubiera pasado, por el principal agente del fujimontesinismo periodístico, seguido de la co-conducción del director del diario de ultraderecha lindante con el fascismo, y la señora desaparecida diez años luego de que cayera la dictadura a la que apoyó, que ahora se presenta como una periodista decente.
GUARDIANES Esa es la realidad de nuestra TV, censurada por los propietarios que usan alegremente el espectro electro magnético concesionado pero propiedad de todos, manipulada por una mayoría abrumadora de periodistas que no quieren o no pueden ver más allá del lente de las cámaras que captan la realidad, pero la editan según el interés a defender; manchada por el dorado del oro, por el negro del petróleo, por el olor del dinero.
Siempre el poder ha tenido guardianes funcionales. Hoy la TV peruana no sabe ofrecer más que escarbar en las desgracias familiares y hacer de eso un show, siendo la guardiana de una bolsa enorme que algunos no quieren repartir. Y es obvio, porque cientos de millones de soles se van en parte al año, en pagar a los fantoches que noche a noche se nos presentan con una cara dura de antología. Felizmente, nada está perdido, porque cada vez es mayor la llegada de los medios alternativos, por lo que ya es hora de empezar a protegerlos de la censura.
Alexandro Saco
Fuente: La Primera
jueves, 10 de noviembre de 2011
VISION DE LOS PODERES FACTICOS
http://www.larepublica.pe/12-09-2011/humala-y-la-legitimidad-de-la-democraciaHumala y la legitimidad de la democraciaPor Steven Levitsky (*)
Casi todo el debate sobre el futuro de la democracia bajo Ollanta Humala (y me incluyo) se ha enfocado sobre el eventual daño que podría hacer a las instituciones democráticas (¿será o no será un presidente autoritario?). Pero también vale la pena preguntarse si este gobierno podría fortalecer a las instituciones democráticas. Creo que sí, sobre todo en términos de confianza pública.
La democracia peruana no gozaba de buena salud cuando llegó Humala a la presidencia. Había un descontento enorme. Según el Latinobarómetro, solo el 28% de los peruanos estaba satisfecho con la democracia en el 2010, comparado con 49% en Brasil y 56% en Chile. En cuanto a la confianza en las instituciones, el Perú estaba en el último lugar. Solo el 13% tenía confianza en los partidos políticos (peor que Guatemala, Honduras y Paraguay) y solo el 14% confiaba en el Congreso (el promedio en AL era 34%). Y mientras el 45% de los latinoamericanos –y más del 50% de los brasileños y chilenos– confiaba en su gobierno, solo el 25% de los peruanos lo hacía. En el 2010, la economía peruana crecía más que la de cualquier otro país sudamericano, pero la aprobación del gobierno estaba por debajo de todos. Mientras en Brasil, Chile, Ecuador, Honduras, Paraguay y hasta México esa aprobación superaba el 50%, en el Perú estaba en 30%.
La desconfianza pública es peligrosa para la democracia. Si la gente no confía en las instituciones, estará menos dispuesta a defenderlas y más dispuesta a apoyar figuras (outsiders, golpistas) que las atacan. La desconfianza es una receta para el voto “antisistema”. Sería erróneo, entonces, actuar como si el Perú estuviera bien hasta el 5 de junio y de pronto se hubiera “jodido” (para decirlo como Zavalita) con la elección de Humala. La democracia ya estaba mal.
Una causa de la desconfianza política se debe a que pocos gobiernos han cumplido con sus promesas electorales. Las políticas adoptadas por Fujimori tenían muy poco que ver con lo prometido en la campaña de 1990. Alejandro Toledo tiene fama de no cumplir con sus promesas. El candidato García prometió el cambio responsable –interpretado por muchos como un reformismo moderado, estilo Lula o Bachelet– pero gobernó de una manera conservadora.
El Perú lleva más de dos décadas sin un presidente que cumpla con su palabra. No es poca cosa. Cuando la gente no percibe una mínima relación entre lo dicho en la campaña y lo hecho en el gobierno, crece la desconfianza. ¿Para qué sirve el voto si no influye sobre el comportamiento de los gobiernos electos? Si no hay relación alguna entre los resultados electorales y las políticas públicas, ¿para qué sirve la democracia? Que haya una brecha entre las promesas electorales y el comportamiento de los gobiernos es normal en una democracia: las condiciones cambian, surgen problemas inesperados. Pero en el Perú esa brecha creció demasiado, con consecuencias graves en términos de confianza pública.
La élite política y económica no tomó muy en serio este problema durante la última década. Los gobiernos de Toledo y García se enfocaron casi exclusivamente a la política macroeconómica, prestando poca atención a las demandas públicas. Obviamente, es importante mantener políticas macroeconómicas sólidas, pero una lección de las últimas elecciones es que un buen manejo macroeconómico y la confianza de gente con apellidos como Dubois y Althaus no son suficientes para garantizar la estabilidad democrática.
Cuando la economía crece 9% y la imagen del gobierno está por debajo del 30% hay un problema. Y el problema no es que los peruanos sean tristones o que les falte sol u oxígeno. Es político. Y en democracia, guste o no, la política importa. Aunque parezca superficial o demagógico, los gestos políticos (ir a Bagua, llevar el Congreso a Ica) importan. Y aunque parezca irracional, ineficiente y hasta populista, aplicar algunas políticas que responden a las demandas de la gente importa. (Paradójicamente, el último presidente que entendía la importancia de la política fue Fujimori, un autoritario).
Desde esta perspectiva, el inicio del gobierno de Humala ha sido muy positivo. Ha hecho como presidente lo que nos dijo durante la campaña que haría. Aumentó el salario mínimo, impulsó con éxito la Ley de Consulta Previa, negoció un importante gravamen minero, inició los programas sociales Pensión 65, Beca 18 y Cuna Más, y amplió el programa Juntos. Uno puede estar de acuerdo o en desacuerdo con estas medidas. El punto no es ese. Lo importante es que estas políticas eran promesas centrales de la campaña. Humala cumple su palabra. Y, en términos democráticos, está muy bien. Si las cosas siguen así, es posible que el nivel de desconfianza pública empiece a bajar.
Hay otras promesas que serán más difíciles de cumplir, sobre todo, la lucha contra la corrupción y la inseguridad. Son problemas estructurales del Estado que, por más voluntad que haya, son muy duros de cambiar en el corto plazo. Y como la corrupción y la inseguridad son –según las encuestas– problemas medulares para la sociedad, no solucionarlos puede traer costos importantes. Pero, en términos políticos, me parece que el gobierno empezó bien. Se ha preocupado mucho más que sus antecesores por las demandas del electorado, y no es poca cosa.
Humala, cuya presidencia nace de una crisis de confianza pública, está en condiciones de combatir esa crisis. Que tenga éxito. Los problemas de la democracia deben curarse en democracia. Y nadie sabe cuánto puede durar una democracia sin confianza pública.
(*) Profesor de Ciencia Política, Universidad de Harvard. Respuesta:
El Sr. Steven Levitsky, solo está elogiando el continuismo, y solo está dando su opinión como Certificación de la Democracia como la entiende él, y todos los poderes fácticos que realmente gobiernan el Perú, entiéndase los banqueros y las transanacionales, asociados a la vieja clase oligárquica, y muy bien representados por la clase política corrupta y con la fuerte coraza de todo el andamiaje mediático servil y corrupto ( Tesis de grado PhD. del inefable Vladimiro Montesinos).
Mientras el gobierno siga rodeado de los mismos tecnócratas lobbistas, que han estado en el gobierno los últimos 21 años, sea visiblemente ó en la oscuridad, y mientras el gobierno se siga subordinando a los mandatos e intereses del FMI/BM, nunca habrá DEMOCRACIA, porque siempre gobernará EL CAPITAL PRIVADO, que no tiene nacionalidad ni escrúpulos para saquear economías, ya no solamente pobres, sino también ricas.
DEMOCRACIA, es el ESTADO, que gobierna, siempre en privilegio de su PUEBLO, en sociedad con EL CAPITAL, pero solo con LA INVERSIÓN PRIVADA AMIGABLE, es decir que respete la Soberanía y la Identidad Nacional de los pueblos, y lo más importante que permita y que impulse su DESARROLLO, para sustentar SU NIVEL DE VIDA DIGNA., y esto solo se logrará elevando sus niveles de PRODUCTIVIDAD Y COMPETITIVIDAD directas, en los sectores productivos y de servicios, teniendo como pilares LA ALIMENTACIÓN, LA EDUCACIÓN, LA SALUD Y LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA.
Emiliano Palacios Montenegro
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domingo, 30 de octubre de 2011
BUENA OPCION
Así tantos burócratas y mucha gente que no produce nada en 8 horas, cederían horas de trabajo a desempleados que podrían producir mas, incentivaría la competencia y quizás elimine la corrupción de funcionarios deshonestos en todos los ámbitos.
Para salir de la crisis hay que trabajar menos
"Carlos Tovar"
Carlos Tovar, el genial “Carlín”, marxista confeso apenas camuflado como brillante caricaturista, quien nos deleita diariamente con su fino humor político, es el impulsor en el Perú de la jornada laboral de las 4 horas, polémica propuesta que encierra toda una concepción de La Libertad del ser humano y su relación con la producción, el capital y la tecnología en tiempos de crisis global.
¿Cuál es el principal problema que a su modo de ver nos ha traído la crisis global?-Los problemas visibles son muchos: crisis financiera, Desempleo, entre otros y los problemas que a su vez éstos acarrean: pobreza, violencia, protesta social, etc. Pero detrás de todo este desastre mundial hay una buena noticia: existe una sola causa de estos problemas y podemos empezar a explicarla partiendo de la disparidad que se produce entre la productividad y el tiempo de trabajo, que es la gran paradoja que vivimos en la actualidad.Y que curiosamente tiende a pasar desapercibida por toda la gente, porque la productividad es algo que no estamos acostumbrados a medir. No medimos siquiera nuestra propia productividad.Si lo hiciéramos notaríamos que en los últimos treinta años nuestra productividad por lo menos se ha duplicado como resultado de la revolución de la técnica y la informática.Y si miramos los últimos cien años, veremos que nuestra productividad se ha multiplicado por cinco o por seis.Siendo que hace más de noventa años que se establecieron las ocho horas de trabajo, existe hoy una gran brecha que se ha generando y va creciendo porque ahora en lugar de reducir el tiempo de trabajo, estamos trabajando más horas.
¿Esta brecha es la que genera o promueve el Desempleo?-Lo único que sensatamente podríamos esperar de una revolución tecnológica es trabajar menos. Como dice Galeano: “para que sirven las máquinas si no es para trabajar menos”. Sin embargo, el capitalismo está haciendo lo contrario a lo que debería hacerse, está en una espiral suicida aumentando el trabajo de la gente y ello ocasiona una serie de problemas en cadena. El más inmediato es el mantenimiento del Desempleo, porque al trabajar en exceso, se desplaza a otros trabajadores dejándolos fuera del mercado de trabajo.
¿Nos está diciendo que la salida a la crisis del empleo y la pobreza que eso genera en el mundo, es trabajar menos?-Claro, porque el pleno empleo significa la desaparición de la pobreza. Y reducir la jornada de trabajo haría que de manera inmediata se multipliquen los puestos de trabajo y sin los costos y complicaciones que traen los programas sociales que se aplican en todo el mundo para ayudar a la gente que es pobre porque no tiene un puesto de trabajo.
Pero eso no
es inmediato, ¿acaso no requiere masificar la calificación y tecnología en todo
el mundo para generar trabajadores más productivos? -No. En realidad
es la jornada de trabajo la que se tiene que establecer a nivel mundial.
Yo no se porque estamos discutiendo ahora cosas que en 1919 eran perfectamente
claras para la gente. Hemos retrocedido en términos de conocimiento. ¿Por qué
pensamos que la jornada de trabajo tiene que ser diferente según la
productividad de las personas?
La jornada de trabajo que debe ser mundial,
se establece sobre el estándar de un promedio mundial
de productividad. Así fue como se establecieron las ocho horas de trabajo. Y si
fuera de acuerdo a tu pregunta no hubiera habido jamás las ocho
horas.
¿Me sigo preguntando por qué se debe establecer una
jornada universal de trabajo?
-Porque esa es la base para que hay
competencia leal. Si en un lugar se ponen a trabajar ocho horas y en otro doce,
se estimula una carrera hacia el fondo, como se dice en inglés “race to the
botton”, siguiendo la lógica de que como tú eres más productivo que yo, entonces
yo tengo que trabajar más. Y así se busca capitalizar el mercado mundial.
No sobre la base de un esfuerzo de progreso tecnológico, sino sobre la base de
lo que acá llamamos el “cholo barato”. Eso se aplica en todo el mundo. Entonces,
ese criterio de que cada uno debe trabajar de acuerdo a su productividad echa
por tierra todos los principios de la competencia y crea el desorden que vivimos
hoy. Estamos yendo a jornadas más largas, se está instalando en el mundo las
jornadas de doce horas.
Los Tigres del Asia que comenzaron a trabajar más
de diez horas, y debido a ello los trabajadores europeos se vieron afectados,
porque empezaron a ser presionados por sus empresas, las mismas que se
deslocalizaron y se mudaron al Asia. Fueron presionados a trabajar más horas y
eso también se produjo en América
Latina cuando vinieron con la cantaleta de que hay que flexibilizar el mercado
de trabajo.
-Entonces es mentira eso de que los países que
trabajan más, lo hacen porque su cultura de trabajo lo
determina…
-La cultura de trabajo es capitalista, porque en el
Medioevo se trabajaba mucho menos que ahora en el capitalismo. El capitalismo,
que tiene otras virtudes como el desarrollo las fuerzas productivas por ejemplo,
es incapaz de reducir el tiempo de trabajo de los seres humanos, tiende a hacer
lo contrario, tiende a prolongarlo. Entonces, tenemos que reducir la jornada los
ciudadanos con un movimiento. De la misma forma como se llegó a las ocho horas,
con una cadena de luchas sindicales que se extendió rápidamente por todo el
mundo.
-El movimiento de los indignados debería incorporar como
bandera de lucha…
Sí, y ojalá lo hiciera. Yo mando correos a donde
puedo y trato de colocar esto en votaciones en la red, pero no se ve todavía,
porque esto tendría que surgir del movimiento sindical que está más en el
entendimiento del trabajo, y no del sector de los desempleados que están un poco
en el aire.
-Para centrarnos más en su propuesta de reducir la
jornada de trabajo a 4 horas: además del pleno empleo y con ello la reducción de
la pobreza, ¿qué otras ventajas ha estimado?
-Otros de los efectos
positivos se centra en la estabilización de la economía, porque los grandes
economistas como Nadal, Stiglitz y otros, han determinado que el centro de la crisis
global es una baja de la demanda agregada, lo que trae serios problemas de
consumo.
-¿Se refiere a los bajos ingresos de los
trabajadores?
-Lo que trataron de hacer en Estados
Unidos fue incentivar el consumo mediante las tarjetas de crédito, luego con
las hipotecas y ello nos llevó a la espiral de burbujas que vienen reventando.
Reduciendo la jornada de trabajo, se incorporan más trabajadores y eso incentiva
el crecimiento de la demanda agregada. La propuesta de la jornada de 4 horas da
en el corazón del diagnóstico de la crisis
financiera.
Pero hay otra razón más de fondo por la cual, reducir la
jornada de trabajo estabiliza la economía. Pero es más difícil de percibir. Me
refiero a la caída de la tasa de ganancia.
-¿Puede detallar la
relación entre la caída de la tasa de ganancia y el trabajo
humano?
-Marx diagnosticó en su obra “El Capital”, que cuando el
capital incorpora más tecnología y menos trabajo humano en la producción,
provoca la caída de la tasa de ganancia. Lo cual es un problema de valor, porque
cuando hay menos participación de trabajo humano, el capital produce menor
valor, ya que el valor nuevo siempre proviene del factor trabajo. Si
incorporamos menos trabajo humano, incorporamos menos valor y por tanto se
produce menos ganancia. Esta caída es la que empuja al capitalismo a hacer todo
lo que está haciendo ahora, a buscar ganancia en la especulación
financiera.
-Entonces, disminuyendo la jornada de trabajo, se
contratan más trabajadores y ello aumenta la tasa de ganancia… ¿Eso lo dijo
Marx?
-Ese es mi aporte, porque Marx enunció perfectamente las
causas de la caída de la tasa de ganancia, pero yo voy un paso adelante y señalo
que esto se puede revertir con la reducción de jornada de trabajo, simplemente
manteniendo la misma proporción entre el trabajo humano y la parte material de
la producción. Reducimos el tiempo de trabajo y no despedimos gente, sino
hacemos que la gente trabaje menos horas pero todos seguimos trabajando.
Entraríamos a un estado de estabilidad económica.
La caída de la tasa de
ganancia hace que el capital busque desesperadamente sectores donde obtenerla
más fácilmente y uno de ellos es la minería. Hay un crecimiento del mercado de
los metales, cuyos precios se fijan por la especulación. Pero al reducir la
jornada de trabajo reducimos la causa que empuja al capital a buscar
desesperadamente ganancias en la especulación financiera.
-Hemos
hablado de pleno empleo, eliminación de la pobreza y estabilización económica,
¿hay algún otro efecto de reducir la jornada de trabajo?
-La ventaja
mas importante es la obtención del tiempo libre para los seres humanos porque
significaría un cambio en la filosofía de vida, una nueva calidad de vida. Que
vivamos yo no para trabajar, sino que vivamos para ser seres humanos libres. Que
destinemos al trabajo una parte cada vez menor de nuestra jornada, a lo cual
tenemos perfecto derecho porque justamente esta maravillosa revolución de la
tecnología que es producto del esfuerzo de los seres humanos durante siglos, nos
permite hacer eso.
Significaría un cambio en la historia de la humanidad.
Entraríamos a una nueva era y recién tendríamos que empezar a imaginarnos como
podría ser nuestra vida dejando de ser esclavos, a lo cual mucha gente se
resiste porque hemos sido educados en la cultura de que trabajar es la forma de
realizarnos, y la gente, cuando le dicen que ya no va a trabajar tanto se siente
perdida. Es lo mismo que pensaba el esclavo de las plantaciones de algodón en Estados
Unidos, cuando luego de la guerra civil vinieron los del norte y les
dijeron: “eres libre”. Ellos reaccionaron diciendo: “no quiero ser libre, cómo
yo voy a ser libre”; mas aún los esclavos que trabajaban en el servicio
doméstico y estaban perfectamente identificados con los amos.
-El
modelo de ahora es ser esclavos con tarjeta de oro…
- Sí. El tener
tiempo libre no significa que estemos perdidos, sino que en ese tiempo podemos
hacer lo que nos de la gana: escribir, pintar, hacer Música,
hacer deporte, estar con la familia y los amigos que cada vez lo hacemos menos,
porque consideramos que una maravillosa virtud en esta locura en la que hemos
caído y que se propaga como una virtud y como modelo en la televisión, es gente
que trabaja 16 horas. Eso se ve como un éxito. Pero yo creo que eso es un
fracaso en el desarrollo del ser humano.
Tenemos que imaginar un mundo en
el que empezamos a trabajar 4 horas, luego 3 horas y luego 2
horas.
-¿Y el ingreso para el trabajador?
-Se trata
de reducir la jornada ganando lo mismo si no, no tendría ningún
sentido.
-¿Pero como una empresa puede tener la capacidad de
contratar dos trabajadores de 4 horas pagando a cada uno lo que ahora paga por
tiempo completo?
-Muy sencillo, los nuevos salarios son más plata
que entra en el mercado para comprar más productos de esa empresa; como de todas
las empresas. Esa es la preocupación de todos los que me preguntan por la
propuesta. Y lo que yo digo es que la jornada ya se redujo en el siglo XIX desde
16 horas; primero a 12, luego a 10 y en 1919 se llegó a trabajar ocho horas, y
en ninguno de esos casos se produjo crisis
en las empresas, al contrario se produjo prosperidad y eso está documentado.
Está demostrado por la evidencia histórica y empírica que reducir la jornada no
provoca crisis.
Que las empresas contraten mas gente no es perjudicial, es
beneficioso.
Carlos Alonso Bedoya
Fuente : La Primera
viernes, 28 de octubre de 2011
LAS MINERAS SAQUEARON Y QUIEREN SEGUIR SAQUEANDO
Una mina a tajo abierto
No conocemos en detalle las negociaciones que condujeron a que las grandes mineras aceptaran pagar un gravamen anual de tres mil millones de soles en lugar del óbolo de 500 millones al año que abonaban en tiempos de Alan García.Tampoco sabemos cómo les habrá caído ese anuncio a quienes, como Jaime de Althaus, abogaban todas las noches por que no se impusieran nuevas cargas a las mineras, que, según ellos, pagaban ya demasiado. Sostenían que si se imponía un impuesto a las sobreganancias mineras las empresas iban a perder competitividad y, ¡horrible, oye!, no iban a invertir. Pero el jueves, Salomón Lerner informó al Congreso el gravamen nuevo y recalcó que éste “no afectará ni la inversión ni la competitividad de las empresas, facilitando la inversión en proyectos por 30 mil millones de dólares en los próximos cinco años en el sector minería”.Por supuesto que los ayayeros de los grandes mineros no han dicho ni “esta boca es mía”. ¿Reconocer que sus cálculos eran mentirosos? ¿Rendirse? ¡Eso jamás! Lícito es suponer que la gran minería, así como financió a candidatos que ahora son congresistas, untaba con buenos dineros a sus pertinaces y apasionados defensores. Por otra parte, hay quienes creen que para impedir que se estableciera el impuesto a las sobreganancias mineras circularon cuantiosas coimas. En lugar de pagarle al país pagaban a los corruptos.Fijémonos en la enorme diferencia que hay entre el minúsculo óbolo de 500 millones y los 3,000 millones anuales que van a pagar a partir del 1 de setiembre. Con el agregado de que el óbolo tenía que invertirse en el entorno de las mineras y el gasto respectivo debía recibir aprobación de éstas. Alan García, Jorge del Castillo –quien encabezó en el Congreso la oposición a ese impuesto–, Santiago Fujimori, jefe del lobby minero, deben de haber percibido algo de eso. Lo que se va a cobrar no es exorbitante. Al contrario, es modesto. Recuérdese que el año pasado las empresas mineras que operan en el país exportaron productos por US$20,829 millones. Se anuncia que los nuevos ingresos van a servir para Educación y salud, sobre todo, así como para carreteras. Bien visto, dadas las necesidades y carencias, la suma nueva no basta. Es, con todo, un paso adelante. Pero durante la campaña electoral, se demostró que hay otras fuentes de financiamiento provenientes en especial de la lucha contra la evasión tributaria.Las medidas anunciadas por el premier y aprobadas por amplia mayoría en el Congreso expresan, ni más ni menos, la voluntad política de cambios, es decir de reformas. Eso quiere decir que asistimos a un proceso de continuidad y ruptura respecto a anteriores regímenes. Eso fue lo que prometió Ollanta Humala, eso fue lo que la mayoría ciudadana aprobó con su voto.
Cesar Levano
miércoles, 26 de octubre de 2011
TELEFONICA QUIERE LLEVARSE TODO
Todos deben pagar
El problema planteado por las resistencias de la empresa Telefónica del Perú a pagar una deuda por tributos pendientes de hace una década ha puesto sobre el tapete la necesidad de que haya un trato igualitario con todos aquellos que, según las normas tributarias, tienen obligaciones que deben honrar, en plazos perentorios y bajo amenaza de clausura y otras drásticas medidas.
En el tema que nos compete, destacados parlamentarios y expertos tributaristas han señalado que tal proceder implacable, adoptado desde la perspectiva de un país que requiere del aporte de ciudadanos y empresas para su desarrollo y para dar mejores servicios, Educación, salud y seguridad al país, es detenido por empresas poderosas que apelan a los tribunales para postergar por largo tiempo y acaso dejar sin efecto el cobro.
Lamentablemente, no siempre los jueces actúan con plena eficiencia y justicia y, lejos de aplicar la ley con frialdad y sin titubeos, permiten interpretaciones convenientes para los morosos y subterfugios de abogados diestros en estos menesteres, para eludir la obligación establecida.
En tales vericuetos hay siempre sospechas de corrupción, un mal que afecta a virtualmente todas las instituciones y del que de ninguna manera está exento el Poder Judicial, en el que son recurrentes los casos de fallos escandalosos, muchas veces reñidos con el sentido común y sobre todo con la justicia.
Todo indica que el estado peruano y sobre todo la Sunat han defendido con celo y decisión los intereses del país en esta controversia, que debe resolverse, sobre todo, con respeto y sometimiento a las leyes nacionales.
Tal solución debe darse, como saludablemente ha dicho la empresa, mediante la conciliación, planteamiento que perdería fuerza de ser cierto que Telefónica ha demandado internacionalmente al estado peruano ante la máxima instancia arbitral internacional para inversiones.
La empresa ha negado la demanda, aunque difícilmente esta podría prosperar, habida cuenta que los arbitrajes se caracterizan por respetar las leyes tributarias y rara vez aceptan que estas sean cuestionadas por los inversionistas.
La superación del conflicto debe prescindir también de maniobras mediáticas y, muy especialmente, de intromisiones diplomáticas en lo que debe mantenerse como una controversia entre el estado peruano y una empresa privada extranjera.
Ha sido impertinente la no desmentida presión del embajador de España a favor de Telefónica, que ha sido respondida por el presidente de la República, según un informe periodístico, con el firme señalamiento de que esa empresa debe pagar sus impuestos, como todos.
De lo contrario, afirman parlamentarios entendidos en el tema, el Estado no debería renovar las concesiones que permiten a la citada compañía obtener grandes utilidades, a las que tiene derecho en virtud de las reglas de juego fijadas por gobiernos anteriores, justas o no, pero por las que debe pagar los tributos establecidos por las leyes nacionales.
El problema planteado por las resistencias de la empresa Telefónica del Perú a pagar una deuda por tributos pendientes de hace una década ha puesto sobre el tapete la necesidad de que haya un trato igualitario con todos aquellos que, según las normas tributarias, tienen obligaciones que deben honrar, en plazos perentorios y bajo amenaza de clausura y otras drásticas medidas.
En el tema que nos compete, destacados parlamentarios y expertos tributaristas han señalado que tal proceder implacable, adoptado desde la perspectiva de un país que requiere del aporte de ciudadanos y empresas para su desarrollo y para dar mejores servicios, Educación, salud y seguridad al país, es detenido por empresas poderosas que apelan a los tribunales para postergar por largo tiempo y acaso dejar sin efecto el cobro.
Lamentablemente, no siempre los jueces actúan con plena eficiencia y justicia y, lejos de aplicar la ley con frialdad y sin titubeos, permiten interpretaciones convenientes para los morosos y subterfugios de abogados diestros en estos menesteres, para eludir la obligación establecida.
En tales vericuetos hay siempre sospechas de corrupción, un mal que afecta a virtualmente todas las instituciones y del que de ninguna manera está exento el Poder Judicial, en el que son recurrentes los casos de fallos escandalosos, muchas veces reñidos con el sentido común y sobre todo con la justicia.
Todo indica que el estado peruano y sobre todo la Sunat han defendido con celo y decisión los intereses del país en esta controversia, que debe resolverse, sobre todo, con respeto y sometimiento a las leyes nacionales.
Tal solución debe darse, como saludablemente ha dicho la empresa, mediante la conciliación, planteamiento que perdería fuerza de ser cierto que Telefónica ha demandado internacionalmente al estado peruano ante la máxima instancia arbitral internacional para inversiones.
La empresa ha negado la demanda, aunque difícilmente esta podría prosperar, habida cuenta que los arbitrajes se caracterizan por respetar las leyes tributarias y rara vez aceptan que estas sean cuestionadas por los inversionistas.
La superación del conflicto debe prescindir también de maniobras mediáticas y, muy especialmente, de intromisiones diplomáticas en lo que debe mantenerse como una controversia entre el estado peruano y una empresa privada extranjera.
Ha sido impertinente la no desmentida presión del embajador de España a favor de Telefónica, que ha sido respondida por el presidente de la República, según un informe periodístico, con el firme señalamiento de que esa empresa debe pagar sus impuestos, como todos.
De lo contrario, afirman parlamentarios entendidos en el tema, el Estado no debería renovar las concesiones que permiten a la citada compañía obtener grandes utilidades, a las que tiene derecho en virtud de las reglas de juego fijadas por gobiernos anteriores, justas o no, pero por las que debe pagar los tributos establecidos por las leyes nacionales.
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