Todos deben pagar
El problema planteado por las resistencias de la empresa Telefónica del Perú
a pagar una deuda por tributos pendientes de hace una década ha puesto sobre el
tapete la necesidad de que haya un trato igualitario con todos aquellos que,
según las normas tributarias, tienen obligaciones que deben honrar, en plazos
perentorios y bajo amenaza de clausura y otras drásticas medidas.
En el
tema que nos compete, destacados parlamentarios y expertos tributaristas han
señalado que tal proceder implacable, adoptado desde la perspectiva de un país
que requiere del aporte de ciudadanos y empresas para su desarrollo y para dar
mejores servicios, Educación,
salud
y seguridad
al país, es detenido por empresas poderosas que apelan a los tribunales para
postergar por largo tiempo y acaso dejar sin efecto el
cobro.
Lamentablemente, no siempre los jueces actúan con plena eficiencia
y justicia y, lejos de aplicar la ley con frialdad y sin titubeos, permiten
interpretaciones convenientes para los morosos y subterfugios de abogados
diestros en estos menesteres, para eludir la obligación establecida.
En
tales vericuetos hay siempre sospechas de corrupción, un mal que afecta a
virtualmente todas las instituciones y del que de ninguna manera está exento el
Poder
Judicial, en el que son recurrentes los casos de fallos escandalosos, muchas
veces reñidos con el sentido común y sobre todo con la justicia.
Todo
indica que el estado
peruano y sobre todo la Sunat han defendido con celo y decisión los
intereses del país en esta controversia, que debe resolverse, sobre todo, con
respeto y sometimiento a las leyes nacionales.
Tal solución debe darse,
como saludablemente
ha dicho la empresa, mediante la conciliación, planteamiento que perdería fuerza
de ser cierto que Telefónica ha demandado internacionalmente al estado
peruano ante la máxima instancia arbitral internacional para
inversiones.
La empresa ha negado la demanda, aunque difícilmente esta
podría prosperar, habida cuenta que los arbitrajes se caracterizan por respetar
las leyes tributarias y rara vez aceptan que estas sean cuestionadas por los
inversionistas.
La superación del conflicto debe prescindir también de
maniobras mediáticas y, muy especialmente, de intromisiones diplomáticas en lo
que debe mantenerse como una controversia entre el estado
peruano y una empresa privada extranjera.
Ha sido impertinente la no
desmentida presión del embajador de España a favor de Telefónica, que ha sido
respondida por el presidente de la República, según un informe periodístico, con
el firme señalamiento de que esa empresa debe pagar sus impuestos, como
todos.
De lo contrario, afirman parlamentarios entendidos en el tema, el
Estado no debería renovar las concesiones que permiten a la citada compañía
obtener grandes utilidades, a las que tiene derecho en virtud de las reglas de
juego fijadas por gobiernos anteriores, justas o no, pero por las que debe pagar
los tributos establecidos por las leyes nacionales.
miércoles, 26 de octubre de 2011
TELEFONICA QUIERE LLEVARSE TODO
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