lunes, 8 de febrero de 2010

Oswaldo de Rivero Apolaridad Así como el derrumbe del muro de Berlín cambió el poder mundial de bipolar a unipolar, las guerras asimétricas de Afganistán e Irak, unidas a la grave crisis financiera, fiscal y la recesión en los Estados Unidos han terminado con el poder unipolar americano, abriendo una era apolar, donde éste ni ninguna otra gran potencia, tienen poder para controlar la actual anarquía internacional e instaurar un nuevo orden mundial. El fracaso de la unipolaridad no debe llevaros a pensar que se esta estableciendo, como muchos creen, un mundo multipolar porque para que éste exista es necesario que las potencias mas poderosas, los Estados Unidos, Rusia, China, el Reino Unido, Francia y la India cooperen entre ellas para repartirse el mundo, o caso contrario, luchen entre ellas por dominarlo. Nada de esto está ocurriendo porque Rusia, China, Gran Bretaña, Francia, Japón y Alemania o la India no pueden uno por uno competir con el poderío norteamericano. Para hacerlo tendrían que lograr una alianza contra los Estados Unidos, lo que es inverosímil, porque las potencias europeas y el Japón son aliadas militares de los Estados Unidos y necesitan ser protegidos por éste en caso de que la Unión Europea tenga problemas con Rusia o el Japón con China. Tampoco es verosímil una alianza entre China, Rusia, India y Brasil (BRIC) para crear un gran foco rival multipolar porque la China y los Estados Unidos, a pesar de las divergencias, forman casi un solo espacio económico: “Chinamerica”, donde los Estados Unidos compra y la China vende y además presta para que éste le siga comprando. Tampoco, la China y Rusia pueden ser rivales multipolares de los Estados Unidos porque no quieren comprarse la responsabilidad de poner orden globalmente. China con 800 millones de pobres lo único que quiere es seguir emergiendo y que los Estados Unidos no se inmiscuyan en los problemas del Tibet y Taiwán. Rusia quiere lo mismo, mejorar su endeble economía y que Estados Unidos no se intervenga en las ex–republicas soviéticas consideradas por ésta su zona de influencia. Así, sin sistema unipolar ni multipolar, el mundo marcha hacia una situación apolar. Estados Unidos no es mas el Sheriff de la aldea global pero nadie puede reemplazarlo. Hoy las grandes potencias no ponen orden y consecuentemente, tampoco funcionan las operaciones de paz de las Naciones Unidas. Ignorar esto lleva criticar a las Naciones Unidas como si ésta fuera, en sí misma, una gran potencia mundial y no el reflejo de la impotencia de sus miembros más poderosos. Estamos así ante el nacimiento de una nueva era geopolítica: la apolaridad. Un mundo con cambio climático, donde se hacen caros y escasos el agua, los alimentos y la energía; y donde, las grandes potencias brillan por su impotencia frente a una globalización fragmentada por la pobreza, el terrorismo, las guerras civiles, los genocidios y los conflictos internacionales. En un mundo así, los países que desean vivir en paz, como el Perú, no tienen otra opción que contar con un poder disuasivo eficaz porque las guerras imposibles se vuelven probables.

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